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En un lugar de la Ribera del Duero, a más de un centenar de kilómetros de la capital, se construyen cada día diez casas de bajo coste, sostenibles y de calidad, con los sistemas más sofisticados del mercado inmobiliario actual y destinadas a jóvenes y víctimas de violencia de género para su emplazamiento en la Comunidad de Madrid. Este lugar no es otro que la localidad burgalesa de Aranda del Duero, donde está ubicada la fábrica Wallex.
Grupo Avintia y Cemex Ventures inauguraron hace varios meses esta fábrica, donde además de producir casas de la más alta calidad y con costes muy reducidos, todos los procesos están automatizados y robotizados. Las viviendas son fabricadas bajo los estándares más modernos y tecnológicos del sector, y un brazo mecánico se encarga de adecuar los paneles de la estructura para que estos sean enviados directamente a Madrid, donde estarán listos para ensamblarse.
El pasado miércoles, la consejera de Vivienda y Medio Ambiente de Madrid, Paloma Martín, acudió a la fábrica, donde paso a paso detalló todas las claves del plan VIVE: «Nació con un prototipo en Móstoles. Ahora se pretende construir 1.763 viviendas en tiempo récord, y constituir un modelo a seguir para el resto del mercado». Las localidades de Tres Cantos, Alcorcón y Torrejón de Ardoz hospedarán este nuevo lote de viviendas, destinadas a menores de 35 años, a mayores con dificultades de movilidad o a mujeres maltratadas. «Los interesados pueden optar a estas viviendas por precios un 40% inferiores a los de mercado: entre los 600 y 650 euros.» El proyecto cuenta ya con 5.400 viviendas adjudicadas, además de otras 1.100 en camino para este viernes en las localidades de Boadilla del Monte, Pinto y Colmenar Viejo.
«O somos capaces de tener 20.000 viviendas en 5 años o este sector va a sufrir», explicó la consejera. Los procesos de fabricación industrializada constituyen un proyecto de futuro para el sector inmobiliario. La reducción de personal, costes y procesos permite el mayor gasto en materiales resistentes que aguanten el transporte, elementos sostenibles y reutilizables y tecnología punta para la fabricación de las placas y encofrados. De esta manera se pretende construir casas íntegras que constituyan «casi un sueño para el sector inmobiliario».
José Ignacio Esteban, director general de Ávita, especificó a ABC las tres (o cuatro) variantes de sostenibilidad mediante las cuales se rigen los procesos de fabricación y producción del grupo: «Primero, el cumplimiento de la Agenda 2030, segundo, la eficiencia energética, tercero, la circularidad de los elementos que se emplean, y nosotros solemos añadir un cuarto, que sería el evitar los procesos de obra que generen residuos».
La fabricación de viviendas en Wallex viene marcada por estas cuatro claves, que construyen la espina dorsal de las directrices ambientales que sigue la empresa. Por ejemplo, los modelos de vivienda emplean griferías de bajo consumo, que favorecen el ahorro energético y el gasto de agua hasta un 45%. Por otro lado, los materiales siguen el modelo de economía circular: se sigue el ciclo de vida del material en cuestión para que este no genere desperdicios y pueda ser reutilizado. «No es solo reciclaje. Intentamos seguir el modelo del sector de la fabricación de viviendas al de automóviles, donde hasta un 75% de las partes del coche se pueden reutilizar» continuó José Ignacio. La construcción de viviendas y edificios consume un 40% de energía y supone un 36% de los gases del efecto invernadero emitidos en Europa: «No hacemos esto por 'greenwashing'».
Los residuos procedentes de la fabricación cuentan con un transcurso previo de construcción, gastos de transporte, de energía, etc. No solo es el propio residuo el que contamina, sino todo el proceso que este lleva detrás: «Normalmente nos centramos en buscar la eficiencia dentro de las casas, ahorrando agua o reciclando. Pero nunca se aborda la sostenibilidad desde los procesos de construcción. Nosotros hemos eliminado el 54% de residuos de construcción, ya que hemos dejado de usar cerámicos o ladrillos», dijo.
Las viviendas cuentan además con máquinas de ventilación o pinturas libres de elementos volátiles, para así mejorar y tener en cuenta «el respeto con quien vive». Las cantidades de material se planifican antes de la construcción y se evitan gastos de obra innecesarios: «El 17% de metros de ladrillo que llegan a la obra van a la basura. Por eso reducimos las labores de obra solo al ensamblaje».
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La sostenibilidad y la eficacia de al producción van así de la mano para el sector inmobiliario del futuro: «La construcción de viviendas es una máquina de generar residuos y emitir CO2 de forma alarmante. Disminuir esto va unido con la productividad del sector de cara a los próximos años».
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